
Según nacemos, desde ese momento en el que lloramos para abrirnos al mundo, desde ahí, todo está planeado. Estudiar, trabajar y escalar. Nuestros padres o tutores se preocuparán de que recibamos una educación, la mejor posible, para que luego podamos conseguir un trabajo, el mejor posible, y desde ahí trataremos de subir posiciones hasta que consigamos el sueldo que necesitamos para sentirnos llenos, el mejor posible. Así se controla una sociedad, se le crean necesidades y gustos para conseguir ciudadanos ejemplares, ciudadanos con la única finalidad de prosperar y conseguir familias simples con hijos a los que nosotros mismos inculcaremos esos valores que hacen de este planeta un lugar estable: trabajo y sacrificio para llegar a la cima del mundo, serás mejor que los que te rodean siempre que tengas más dinero que ellos, eso es un hecho.
Y si no es así, si no quieres seguir ese camino de cebos preparados para moldear nuestra personalidad, si realmente te rebelas contra las imposiciones y marcas un nuevo camino, entonces no serás nada, y te morirás solo, marginado por una sociedad alienada que te verá, no como a un visionario, sino como a un loco, y tu intento de cambiar el mundo se verá frustrado y acabarás arrepentido por no haber seguido las migas de pan y tener tu también ese Ferrari que deseas, porque en realidad es imposible hacer frente a toda la masa que mueve y regula nuestras vidas.
La vida esta planeada, en realidad nuestra libertad se limita a la capacidad de decidir si queremos comer sardinas o angulas pero el camino está más que marcado. Lo único cierto es que todos nacemos, vivimos, y si tenemos suerte morimos 85 años mas tarde de ver nuestro primer rayo de sol.
ANYON.