domingo, 20 de febrero de 2011

El monopolio del fútbol

El fútbol es llamado "el deporte rey" debido a la influencia que tiene en el mundo. Sea cual sea la razón, este deporte es el preferido de la mayoría de los habitantes del mundo, pero últimamente la emoción de no saber quién ganará va disminuyendo, pues todos los años ganan, mas o menos, los mismos.





El fútbol llegó a la Península Ibérica en la época de la industrialización. Entonces el fútbol no era como lo es ahora. En aquellos tiempos los equipos estaban formados por jugadores locales, todos de la ciudad en la que el equipo jugaba o de la provincia a la que pertenecía como mucho. En el caso del Athletic los jugadores comían juntos antes de los partidos sin presión alguna, porque hasta que el entrenador no iba a buscarles ellos comían y bebían, por eso se puede decir que llegaban a jugar ebrios. Los ingresos de los equipos eran bajos comparados con los de ahora y los jugadores tenían su vida laboral propia a parte de la del fútbol. Por aquellos tiempos no existía ninguna táctica y en los partidos se marcaban muchos goles, por lo que era complicado adivinar quién iba a ganar. Eso fue lo que hizo que el fútbol alcanzase la fama que tiene en estos momentos.






Hoy en día, todo lo citado anteriormente suena extraño. Los jugadores tienen el fútbol como trabajo y es un trabajo muy estricto, pues casi no tienen tiempo para sus vidas privadas. Esto lo compensa el sueldazo que tienen, que casi todos los aficionados al deporte opinan que es excesivo. ¿Pero de dónde sale todo este dinero?






Obviamente el sueldo de los jugadores lo paga el club y dependiendo a quién corresponda el club pagan unos o pagan otros. Algunos equipos son de los socios, como es el caso del Athletic, y en este tipo de equipos el dinero recaudado por entradas y pago de carnets de socios es invertido en el sueldo de jugadores y/o en nuevos fichajes. Otros equipos, en cambio, son privados, es decir pertenecen a una única persona. En estos equipos el mayor inversor es el propio dueño, que todo lo que recaude de las entradas y bonos anuales le pertenece y luego él lo gasta como quiera, fichando nuevos jugadores, pagando el sueldo de los que ya tiene o simplemente se lo queda.






No somos nosotros los únicos que hacemos que los clubes tengan tanto dinero, los patrocinadores también pagan una gran cantidad de dinero a cambio de anunciarse. A parte de los patrocinadores está el banco BBVA, dueño y señor de la antigua LFP (Liga de Fútbol Profesional). Este banco lo que hace es a final de temporada pagar una cantidad de dinero según el puesto que el club haya conseguido en la clasificación final. Esto último es lo primero que desequilibra el fútbol, pues si un equipo gana y consigue más dinero va a fichar mejores jugadores, lo que va a ayudar a que vuelva a ganar la liga. En consecuencia, los patrocinadores can a querer patrocinar a los mejores equipos, que serán los que más gente quiera ver sus partidos. Otro dinero extra.






Al final, los mismos equipos van a ganar la liga año tras año, cosa muy aburrida y sin emoción. El monopolio del fútbol se puede cargar un deporte vistoso que gusta al aficionado y preferiría que el fútbol fuese un simple hobby que un trabajo, que los jugadores no cobrasen por jugar y que las entradas estuviesen a un mísero euro, para que todos podamos disfrutar del fútbol y no nos aburramos con él y sus siempre previsibles resultados.