sábado, 20 de noviembre de 2010

Libro impreso versus libro digital

Actualmente hay un debate abierto entre los lectores tratando de dirimir que formato es el más conveniente para un libro, si el papel o la pantalla electrónica.
Ni que decir tiene que no podemos rechazar las ventajas de las nuevas tecnologías en general. Es indiscutible que llevar veinte libros en el espacio que ocupa uno es mucho más cómodo, así mismo, el poder aumentar el tamaño de la letra o leer con la propia luz de la pantalla.
Es un recurso que gusta mucho a los jóvenes, pues está más cerca de sus costumbres. Se asemeja más a la PSP, al ordenador o al mp3 que a un libro de texto. Además, mientras se lee se puede mirar el correo electrónico, escuchar música y ver imágenes. Es por todo esto que se hace más atractivo.
Otro asunto es el tema de la atención. Llegar a comprender el mensaje del autor, crear en la mente las imágenes de lo que nos va contando e ir interiorizando todo eso, requiere tiempo y silencio para obtener la máxima concentración.
Cuando estamos así con un libro nos aislamos y podemos llegar a prescindir de todo lo que nos rodea. Es algo mágico que, sólo algunos libros consiguen.
Cuando vas a una librería puedes disfrutar mirando la portada, leyendo la crítica que suele aparecer en la contraportada, ojeando las imágenes, el tipo de letra…
Es un objeto independiente; nos gusta comprobar que hay gordos y delgados, que hay grandes y pequeños, de edición de lujo y de bolsillo.
Es más, al libro digital no le podemos poner un marca páginas, ni podemos identificar en él lecturas que queremos recuperar en algún momento de nuestras vidas. Puestos en línea en la biblioteca, todos serían iguales.
Es por tanto, una discusión inútil si el objetivo es el de que se imponga un tipo de libro sobre el otro. Las ventajas de leer en pantalla, son incuestionables, pero el encanto y el ritual que conlleva la lectura en papel permanecerá entre los buenos lectores durante mucho tiempo.