La ciencia avanza sin freno. Los nuevos descubrimientos os hacen pensar que lo imposible no existe. Las nuevas tecnologías aplicadas a la medicina, a los medios de transporte, a la robótica están produciendo innovaciones que van a cambiar el futuro.
El coche eléctrico, pensado para cuidar el medio ambiente; el exoesqueleto que proporciona una libertad de movimientos antes impensables para las personas parapléjicas; el robot come-basura que engulle madera, hojas,…desperdicios vegetales en general que al quemarlos produce electricidad sin contaminación; robots que patrullan el cuerpo humano para localizar y tratar tumores; diagnóstico genético por medio de saliva; gafas que permiten mover el cursor de una pantalla y poder puntar o escribir mediante la magia de la informática, audífonos que se encajan en un agujero de la muela y con un micrófono insertado en la oreja transmite el sonido al aparato, que lo rebota a través de la mandíbula hasta la parte del oído que procesa el sonido; nanocápsulas con radioactividad contra los tumores del modo que actúen solamente en las células enfermas,…
Avances, en una palabra, que puede facilitar y mejorar la vida de las personas. Pero, ¿de todas?. ¿Estos descubrimientos llegarás a todos los hombres y mujeres y a todas las partes del mundo?
¿Podrán tener acceso a ellas personas de cualquier condición social y de cualquier lugar de la Tierra?
Hoy en día la medicina básica, la que nosotros tenemos de forma gratuita, no está al alcance de la gran parte de países, por eso cuando apoyemos los nuevos avances tecnológicos, debemos preocuparnos también de que lo sean para bien de todos y que estas increíbles mejoras no queden para uso exclusivo de unos pocos.
