lunes, 20 de diciembre de 2010

UN PLACER SÓLO PARA ADULTOS, ¿O NO?


El otro día entre en un super para hacer unos recados. Me mandaron comprar sal, aceite, huevos, kas de naranja y cerveza. Cuando llegó el momento de pagar en la caja, la dependienta (una simpática joven y, por que no decirlo, atractiva) se vio en la obligación de pedirme el carné de identidad al ver que era muy probable que no tuviera los 18 años necesarios. No lleve a casa esas cervezas y mi padre tuvo que ir, a pesar de su escaso tiempo (por eso precisamente iba yo a hacer los recados) a comprar la dicha bebida alcohólica.
En el momento no le di más importancia que la de meterle a mi padre en aquel apuro pero a medida que pasaba el tiempo fui pensando en ello más y más.

Los jóvenes bebemos. Es un hecho, y si somos realistas aceptaremos que lo seguiremos haciendo a pesar de que una vez nos pidan el DNI en Eroski, y no evitaremos de esta manera, ni reduciremos siquiera, el consumo de alcohol en la juventud.
En países como Holanda, Alemania o Austria es completamente legal que un joven no menor de 16 años compre una bebida alcoholica de graduación devil y es completamente innegable que a esos paises, dirigidos por unos adultos que en su día fueron jóvenes capaces de comprar ciertas bebidas alcoholicas tales como la cerveza o el vino, les va mejor que a un sobreprotector estado cuya crisis no hace más que empeorar.

Todavía esta en el tintero la propuesta de ley del gobierno de Zapatero que concedía a las "mujeres" de hasta 16 años completa libertad sobre un tema tan trascendental como lo es el aborto. Independientemente de mi opinión sobre esta ley, que un gobierno "responsable" se plantee siquiera la opción de darle responsabilidad a una "mujer" de esa edad para abortar y no darle la responsabilidad suficiente como para tomarse una cerveza con sus amig@s me parece tremendamente vergonzoso.

Por experiencia propia puedo asegurar que estas leyes empujan a los jovenes a ver el alcohol como un acto de rebeldía e irresponsabilidad, lo que siempre es tentador para un grupo social que intenta rebelarse ante casi toda autoridad, y a beber más alcohol y de más graduación.

Por esto creo que debería cambiar la anticuada mentalidad social que ve el alcohol como una provocación y, dentro de lo que cabe, normalizarlo siempre con control y sobre unas bebidas determinadas que no provoquen un daño excesivo a nuestra salud.

ANYON.