Sería una verdad de Perogrullo decir que a medida que avanza nuestra sociedad la educación y los valores van progresando. Sin embargo nada más encender la televisión, esos avances parecen desaparecer por completo ya que quitando ciertas excepciones, la educación, el respeto y la moderación quedan en un segundo plano.
Antiguamente la televisión servía como elemento para educar a los más pequeños de cada hogar o para informar a los más mayores pero hoy en día no se puede decir lo mismo ya que la violencia tanto verbal como física abunda en la programación actual.
Por tanto está de más decir que la violencia en la televisión de hoy en día es innecesaria y aberrante.
Últimamente en ciertos programas de sobremesa han olvidado lo que es el diálogo y la conversación ya que creen que la persona que más grita es la que posee la razón y están totalmente equivocados ya que el grito y la exaltación en la mayoría de ocasiones son un acto de defensa ante una situación comprometida. Por tanto la veracidad ante un tema se demuestra dialogando de forma civilizada de modo que todos los espectadores lo comprendan perfectamente sin necesidad de reducir el volumen de la televisión.
Por otra parte, en este tipo de programas que ellos mismos definen como de “actualidad”, la acción mas realizada es la de criticar, y no solo eso ya que se descalifica y ofende a terceros no presentes en dichos platós. Este hecho es muy común y no debería ser algo por lo que estar orgullosos teniendo en cuenta la imagen y los ideales que están creando en los miles de telespectadores que diariamente sigue dichos programas.
Lo realmente preocupante del asunto son los magníficos datos de share que logran día tras día estos espacios televisivos llegando incluso al 20% , teniendo en cuenta que espacios tan educativos como los documentales raramente alcanzan un 5%.
Aunque parezca increíble hoy en día la violencia tanto verbal como física, abunda hasta en los dibujos animados con los que los niños deberían ser educados. Al tratarse de series infantiles se da por supuesto que el lenguaje utilizado es correcto y que los actos narrados sirven como aprendizaje para jóvenes. En esos espacios, en la mayoría de ocasiones aptos para todos los públicos, la violencia esta a la orden del día y es habitual escuchar todo tipo de descalificaciones y ver ciertas peleas de las cuales los niños no deberían tomar ejemplo.
Finalmente los valores que transmite la televisión no son adecuados para la sociedad actual ya que no es raro encontrar programas en los que ciertas personas son capaces de vender o hacer públicos sus secretos más íntimos o incluso a su familia por una mísera cantidad económica.
En conclusión, dejando a un lado las excepciones, documentales…, los valores, modales o ideales que transmite la televisión no son nada educativos ya que existe cierta tendencia a imitar lo que otros realizan y más aún si aparecen en la televisión.
En mi opinión las cadenas de televisión deberían prescindir de esos programas aunque les proporcionen buenos datos de audiencia si realmente lo que más les preocupan son sus espectadores.