En estas fechas del año, una de las conversaciones más comunes entre los estudiantes del último curso de Bachillerato es la universidad.
La universidad y los estudios deseados para el próximo paso después de selectividad.
Esta decisión es significativa y muy importante para el futuro ya que gracias a ella se fija un camino en la vida.
Pero hay muchas opciones y entre ellas existen muchas diferencias, las que ayudan como guía y miden las dificultades que suponen cada de una de ellas.
Por eso hay diferentes tipos de estudio, diferentes ramos en este caso de bachiller para poder ir especializándose poco a poco en el mañana.
Pero, como leímos en un texto de clase, el ser humano siempre ha tenido tendencia de agrupar la realidad en dos montones. Como consecuencia de la separación se crea lo bueno y lo malo, creando así, de una realidad neutra e imparcial, dos mundos diferentes, tan diferentes como el blanco y el negro, lo positivo y lo negativo, lo palpable y lo abstracto.
Esta distinción creó hace ya muchos años un convencimiento elogiando los estudios científicos, subestimando así los demás estudios humanísticos. Eso lo sé de buena tinta.
Y por si no fueran poco repelentes las absurdas y habituales comparaciones entre las diferentes modalidades de bachiller (ciencias y letras), también estamos condenados a ser acribillados por la preponderancia de "las mareas inteligentes" a la hora de elegir nuestro futuro en torno a la universidad.
Pero, me temo que esta incoherente comparación solo siembra rivalidad, ya que hablamos de diferentes tipos de inteligencia. SI. Inteligencia.
Porque nadie es menos inteligente por trabajar lo humanístico, tampoco lo es más por ser científico, simplemente son distintas formas de ver la vida y utilizar la cabeza. Por eso todos y cada uno de nosotros somos diferentes y hacemos uso de desiguales capacidades y talentos.
Las cualidades trabajadas son utilizadas en distintos ámbitos, la ciencia sirve para experimentar y analizar la evolución, las alteraciones geográficas y medioambientales y para muchísimos objetivos más.
Y puede que sea esa la razón por la que se honre más la ciencia, pero, cuando las catástrofes ocurren, como, recientemente ha pasado en Japón, es el humanitarismo el que se emplea y se trabaja.
No es la teoría, sino la práctica, la manera de ver la vida desde otra perspectiva, a veces más negativa, otras veces más positiva.
La única manera de poder sobrevivir ante una destrucción masiva con caridad y con unión.
En conclusión las ciencias son tan importantes como las letras, porque aunque en unas haya que estudiar muchísimo y sean muy difíciles, en las otras se necesita ver el mundo con otra perspectiva,y para eso se necesita imaginación y mucha paciencia. En todos los estudios son necesarias horas de organización y comprensión, solo que no se utilizan las mismas partes de la mente.
Al fin y al cabo todo tiene su dificultad y todo aquel que desea conseguir algo lucha por ello. Sólo se necesitan coherencia y serenidad..