El pasado 11 de marzo un terremoto de 9 grados en la escala Richter provocó un tsunami que arrasó Japón y creó problemas en la planta nuclear de Fukushima. Debido a este hecho, se ha reabierto el debate sobre la energía nuclear en España.
Actualmente, hay operativas seis plantas nucleares con ocho reactores en total en el estado. Estos producen aproximadamente un 20% de la energía que consumimos por un precio razonable (30 euros el megavatio, mientras que importar la misma cantidad de Francia cuesta 60 euros). Además, los costes de cierre de una central son mucho más altos que los de mantenimiento. En resumen, compensa mucho más mantener las centrales nucleares que cerrarlas.
Sin embargo, la energía nuclear trae, como ha quedado demostrado en Japón, varios riesgos, entre los cuales se encuentra la fusión del núcleo. Esto ocurre cuando el combustible (uranio, plutonio…) se vuelve liquido a una temperatura muy elevada. Esto provoca explosiones que liberan radiación o funde la vasija que contiene el combustible, liberando igualmente la radiación. En las centrales existen sistemas de seguridad que controlan los sistemas que controlan los sistemas, es decir, que este hecho es altamente improbable, pero existe una mínima posibilidad de que ocurra.
Por lo tanto, lo que debemos preguntarnos es si puede mantenerse algo que tenga riesgo de producir una catástrofe, aunque el riesgo sea mínimo. En mi opinión, la respuesta es no. No podemos vivir con ese riesgo, porque, ¿qué pasaría si este improbable accidente ocurre? Un desastre. Como el de Chernobyl (nivel 7), Kyshtym (nivel 6), Three Mile Island (nivel 5) y el mismo accidente de Fukushima (nivel 5). En cualquier caso, los efectos de un desastre son tan devastadores que no merece la pena tener algo que podría producirlos.
En cualquier caso, la energía nuclear es hoy en día una alternativa mucho más viable que las renovables. Mientras que un panel fotovoltaico tiene una potencia de unos 70 vatios, una central nuclear media tiene una potencia de 1.000.000.000 (mil megavatios). Asimismo, una planta hidroeléctrica media tiene una potencia de unos 200.000 vatios (aunque la de la más grande del mundo, la presa de las Tres Gargantas en China, es de 22 centrales nucleares), y un molino eólico de 1.000.000 (cuando el viento sopla a 10 m/s, modelo de aerogenerador DeWind D62, aspas de 31 metros). Es decir, que todos aquellos que piensen en sustituir las centrales nucleares por energías renovables que sepan que necesitarán 14.300.000 placas solares, 5.000 presas o 2.000 molinos de viento. En resumen, este cambio supondría una inversión increíblemente alta, que no creo que los gobiernos estén dispuestos a hacer. Es decir, que tendremos nucleares para rato.