sábado, 19 de marzo de 2011

MODA ALCOHÓLICA

Querer estar a la moda es algo que nunca se pasará de moda. Estuvieron de moda el walkman, los pantalones pitillo, los hippies, las chaquetas de cuero… y muchas de éstas se repiten periódicamente a lo largo de los años. Sin embargo en los últimos años estoy viendo florecer una nueva moda entre la juventud: se trata del botellón vasco.

Según un estudio realizado por mí mismo, el síntoma del botellón vasco toca cumbre en las alcohólicas fiestas denominadas “kilometroak, Nafarroa Oinez, Ibilaldia, Araba Euskaraz y Herri Urrats”, que son una fiestas que se organizan anualmente con el fin de propulsar el euskera en las escuelas, la sociedad y sobre todo entre los jóvenes. Lamentablemente, el resultado que se ha obtenido es absolutamente desfavorable a los intereses de los organizadores, puesto que cualquiera que acuda a dicho festivo encontrara sin dificultad abundantes cantidades de alcohol y ikurriñas por todos los lados (ya sean en los balcones, en forma de capa de superman, pintados en las caras, brazos o incluso en la pechera), pero resultara bien difícil encontrar a jóvenes hablando en euskera.

Esto se debe a que, en su gran mayoría, los jóvenes no llegan a entender la diferencia entre hablar el euskera y ser de Euskal Herria, que muchas veces van unidos, pero no siempre. Por este motivo adoptan la postura más fácil, colocarse una ikurriña en hombros, un gorrito de “gora euskadi” y sentirse el más patriota del mundo. De hecho, existen fiestas para manifestar el patriotismo vasco como es el “aberri eguna”, pero no lo son los previamente mencionados. En realidad ni siquiera tendría nada en contra de ellos si esto lo hiciesen todos los días, pero lo que me molesta es el disfraz que adoptan para estas ocasiones especiales.

Es verdad que podría encontrarse un punto positivo para el idioma en todo esto: que el dinero que inviertan en emborracharse sea destinado al apoyo del euskera. Pero ni así conseguiríamos ese punto a favor, puesto que sus borracheras suelen ir preparadas de casa, con bebidas alcohólicas adquiridas en supermercados, por lo que lo único que consiguen es llamar la atención, molestar a los demás, dar trabajo a los empleados de la DYA y ensuciar.

Personalmente no se cual es el motivo de ésta moda de los jóvenes, pero creo que la sociedad debe buscarle una solución o alternativa. Una de ellas puede ser juntarles a todos ellos en un pabellón del BEC, poner música, dejar que se emborrachen y que a la mañana siguiente vuelvan a sus casas después de haber recogido los plásticos del suelo. Pero por favor, que su estúpida moda no nos moleste a los demás.