Estas dos palabras son antónimas, pero están muy relacionadas entre si. El egoísmo nos hace pensar solo en nosotros mismos, sin levantar cabeza para observar más allá, y al contrario, la generosidad nos hace pensar en los demás. Me parecen dos términos que deberíamos de plantearnos, ya que creo que deberíamos de encontrar otro término que se encuentre en un punto medio. Si nos comportamos de una manera egoísta siempre haremos cosas sin pensar en los demás pensando que nuestro ombligo es el único y el más importante, pero por otro lado, si nos comportamos de un modo generoso pensaremos siempre más en el vecino que en nosotros. Por eso tenemos que intentar encontrar un comportamiento, en el que el egoísmo y la generosidad se den la mano y paseen juntos, ya que por una parte, sí es verdad que debemos pensar cada uno en uno mismo, pero por otra debemos pensar en otras personas. No podemos comportarnos de un modo egocéntrico, porque, sino, nunca será posible una convivencia en armonía. Pero tampoco podemos comportarnos siempre arrodillándonos a los demás y limpiándoles los zapatos. Por eso olvidemos de una vez esos dos adjetivos que nos vayan a describir y comportémonos de una manera en la que podamos vivir todos juntos, construyendo un vecindario que comparta sus sentimientos de respeto el uno hacia el otro.