domingo, 20 de febrero de 2011

¡Todos al suelo!

Mi madre estaba estudiando en casa de una amiga y mi padre tomando un café.

Era lunes, hace treinta años el 23 de Febrer era lunes, y nadie, a lo largo del día, puedo imaginar lo que pasaría más tarde.

En el Congreso de los Diputados se celebraba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. La votación había comenzado a media tarde, el teniente coronel Antonio Tejero Molina irrumpió en el hemiciclo, con pistola en mano: ¡Todos al suelo!

Dicen mis padres que mis abuelos pensaron que volvía los militares, que era como si Franco no hubiese muerto y regresaban los de entonces.

Lo he visto muchas veces en la tele, el revuelo, al coronel Gutierrez Mellado queriendo poner orden, al anterior presidente Adolfo Suarez, con cara de espanto, a los socialistas y comunistas temiendo por su vida..

Me han contado que hubo mucha tensión entre los militares que estaban fuera, que unos se pusieron a favor del golpe de estado, y que otros en contra.

Parece que la actuacón del rey en algunos momentos tampoco estuvo clara. Me cuentan que mi abuelo Ricardo no paraba de decir, ¡horror, horror! ¡qué vuelven, qué vuelven!. Había imágenes de tanques por la calle en Valencia.

Ellos hablan del 23-F como una fecha en la que todos los pequeños avances de la democracia pudieron perderse. Me dicen que los de nuestra generación no sabemos valorar lo que tenemos: el derecho al voto tanto de hombres como de mujeres, los sindicatos, los partidos políticos,...

Seguró que es así, que la sociedad ha evolucionado mucho pero yo todavía veo injusticias y desigualdades, aspectos a mejorar y no me parece que debamos comformarnos con lo que tenemos. El 23-F me recuerda a todos los valientes que me han precedido luchando por la libertad y me anima a seguir adelante.