jueves, 20 de enero de 2011

Territorio comanche

  Desde el principio de los tiempos los seres humanos se han peleado por sus tierra, intentando conseguir el mayor numero de ellas para así podre crear su propio imperio y ser dios y señor de ella. Desde el imperio romano hasta la conquista del espacio la lucha, ya sea por ser el más grande o el que antes alcance los nuevos terrenos, la competición a estado muy reñida. Con el paso de los años y la llegada de la familia moderna, ese terreno de poder se ha visto reducido hasta llegar a las casas, dando lugar a la guerra más sangrienta e incontrolable que ha visto este planeta, pues las hazañas de David y la Odisea tienen mucho que aprender de esta nueva generación de sufrimiento: Madres vs dormitorios.

  Me refiero a esa situación bélica contínua en la que una madre, totalmente concentrada en su propósito (conseguir que el área hostil se doblegue), hace cualquier cosa con tal de alzarse con la victoria. Ya sea desprovisionando al enemigo (cortando todo suministro de galletas), destruyendo todos los edificios de algodón escondidos tras las puertas del armario o lo que es aun peor, incomunicando al enemigo de todo medio de comunicación (ya ni el Wi-Fi escapa de su alcance).

  Pero tras generaciones de madres que tras mucho esfuerzo acabaron comprendiendo que el territorio comanche siempre estará fuera de su alcance, otras siguen con la esperanza de conseguir su objetivo. Muestra de ello son la rapidez con la que actualizan sus recursos, si es soldado enemigo saquea la nevera, se saquea el territorio; si la teniente tarda mucho en la ducha, los uniformes no encintaran el camino de vuelta; y si el enemigo tiene mucha labia, se le hace el vacío.

  Claro esta que como en todas la guerras no todas prefieren los actos ofensivos más extremistas. Pues otras, optan por la negociación como vía de escape. Bien quitando el polvo a cambio de recuperar sus amados vaqueros o incluso (en casos muy afortunados) recogiendo el cuarto dos días por semanas a cambio de una hora de libertada condicional.

  Pero la verdad es que aquel que consiguiera el cáliz con el que acabar con esta batalla interminable seria directo ganador de premio novel. Aunque seria un verdadero honor ver algún día el final de esa guerra con mis propios ojos y sabiendo que ese punto se a conseguido. Aun así, todos sabemos que con el paso de los años todos maduramos y abandonamos el territorio comanche, si otros lo lograron nosotros no seremos menos. Y pese a que añoraremos esa tierra siempre la llevaremos en nuestros recuerdos, pero si llegado el momento no fuese así, habrá un día en el que seamos nosotros aquellos que deberán solucionar el problema.