jueves, 20 de enero de 2011

¿TODO SON ADELANTOS?

Siempre oigo hablar a mis abuelos sobre como vivían antes. Unas épocas muy diferentes a las de ahora pero, por lo menos, más humildes. No hablo de los nobles, ni burgueses, si no de una clase baja. Vivían de una manera simple, sin complicación alguna. Aunque nunca podemos olvidar que siempre queremos lo que no tenemos y por eso nunca nos conformamos con lo que tenemos ni sabemos apreciarlo, y ahí si que encontramos problemas.

Digo una época humilde, por valores que creo que hoy en día, se han perdido. Hemos mejorado y adelantado en muchos aspectos, como en el camino hacia una igualdad de género (aunque nos quede mucho camino por recorrer), pero otros valores se nos han quedado atrás, como si los hubiéramos olvidado. Antes se conocía a todo el vecindario y se ayudaba en lo que se necesitaba. Ahora, sin embargo, no somos capaces ni de saludar al vecino del piso de alado, ya que ni siquiera lo conocemos. Nos hemos vuelto mucho más egoístas e individualistas. Para comprobar esto, sólo tenemos que fijarnos en el comportamiento que hoy en día tenemos muchos jóvenes. Con el gran avance tecnológico que nuestro siglo esta viviendo, hemos sido capaces de sacar lo peor de éste. Unos avances tecnológicos como los teléfonos móviles, el ordenador, el coche… nos podrían aportar grandes aportaciones, obteniendo así beneficios de estos. Pero, en vez de eso, hemos preferido escoger el erróneo camino y sacar lo negativo que estas tecnologías nos podían aportar. Ahora, usamos el teléfono móvil sin control, o abusamos del ordenador. Con esto lo único que hemos conseguido es apartar valores que antes se veían simplemente en la calle. Antiguamente los niños salían a jugar al parque a todas horas, y ahora, en cambio, los niños prefieren quedarse en casa a jugar al ordenador, gameboy, playstation... Sin mencionar lo que esto conlleva, ya que no solo es el hecho de no salir de casa y no tomar el aire, si no el jugar de un modo individual. Antes todo el mundo jugaba en grupo y la cooperación e interacción abundaba entre los chavales, pero ahora esos valores se han perdido y cada uno prefiere jugar solo. Somos capaces de quedar con los amigos para echar una partida a no sé que juego, pero no somos capaces de quedar para hablar de nuestros sentimientos o, simplemente, hablar. Haciendo así esta sociedad un tanto solitaria.